Cuando he señalado en mis artículos o columnas respecto a que la crisis en nuestro país es estructural, no lo hago a capricho sino basado en una serie de experiencias tanto ajenas como propias y al trabajo de investigación que arroja los resultados lamentables en el aspecto de la infraestructura nacional
Que son imposibles obviar y, más aún cuando uno los siente y los padece: inseguridad, insalubridad, extorsiones, apagones, insalubridad, robo y muertes diseñados a través de las redes sociales etc., etc., etc…
Los cuales no quisiera existieran pero, están presentes y como tal hay que afrontarlos.
En el caso que hoy, me llama la atención para desarrollarlo como tema de reflexión y de crítica al “gobierno” el cual niega o disfraza el deterioro que causó, causa y se hace mayúsculo en los servicios públicos dependientes directamente de su gestión es el gas doméstico.
El cual lo utiliza un 89% de nuestra geografía nacional, como combustible para cocinar. Me refiero al gas propano; ese que alguna vez llegó a cada hogar de Venezuela en una red de distribución que surtía hasta dos veces por semana las casas en rutas de transportes de las diferentes empresas que tenían sus rutas y clientelas definidas.
Esa es la que reviste mayor importancia ya, que no tenemos la infraestructura adecuada para suministrarla de manera directa (gasoductos) hacia las entidades andinas o llaneras respectivamente cuya comercialización es prácticamente inexistente en la actualidad y no se ve que hay intenciones de atenuar esa anomalía.
A ello hay que sumarle controles de precio; ejemplo: 01 cilindro de 10 kg en Venezuela está valorado en su costo de producción en 15 dólares, mientras aquí está sujeto a la regulación del Estado en 0,3 Dólares
Eso sumado al deterioro del transporte, la imposibilidad de adquirir el combustible etc, etc, etc…
Hasta hace 04 meses solo se alcanzaba a cubrir un 65% de la demanda, cifra a mi entender ha caído aceleradamente en virtud que los mecanismos que generan: procesamientos, obtención, purificación y distribución se han profundizado de manera vertiginosa.
En mi Guacamaya querida; en La Victoria, sufren esa calamidad sin distingo; todos los sectores, pero el modelo que está “gobernando” no presenta soluciones de ninguna índole amparando su “justificación” en las sanciones impuestas desde el norte.
La única manera de no depender del propano, o al menos de disminuir nuestra dependencia de él, es implementar programas masivos de gasificación de metano, que es más económico, eficiente y abundante. Mientras más hogares se pasen al metano en las ciudades, se irán liberando volúmenes de propano para proveer las zonas donde es más difícil montar estas redes de distribución por tuberías, como las áreas rurales.
Otro mecanismo que se puede usar son los llamados gasoductos virtuales: distribuir gas natural licuado en camiones cisterna especialmente diseñados para eso. Pero esta opción implicaría construir instalaciones de licuefacción o importar el gas natural licuado.
Mientras no exista la posibilidad de invertir en el gas metano, el cual tiende a ser menos costoso al propano, tocará “Cocinar a Leña o buscar alternativas de otros carburantes” episodios que tienen razón de ser; por cuanto Venezuela posee las reservas de gas más elevada que país alguno y precisamente en Monagas, donde nació uno de los políticos con mayor ascendencia en el ejercicio del poder ejecutivo.
Esto no es sino la demostración más palpable del deterioro de la nación, la cual es producto de un modelo equivocado de “gobierno” que no razona y solo presiona permanentemente a sus sectores afectos para atizar una conducta radical y pendenciera que solo deja como resultado; la decadencia y un sistemático deterioro en la vida de la abrumadora mayoría de los venezolanos.
Es necesario rectificar en las políticas centralistas que concentra todo el poder en manos de un cenáculo, donde solo predomina el interés de unos burócratas o en su defecto, de una minoría cuyo único propósito es: el Poder…
La crisis no solo continuará sino seguirá causando deterioro de la calidad de vida de los venezolanos que para cocinar buscan como alternativa los electrodomésticos cuyo uso se ve mermado debido al problema del sistema eléctrico nacional que está en las peores condiciones jamás vistas. Lo cual, impide a veces que se pueda comer de manera regular y en los horarios pertinentes