Reinaldo Otaiza ejerció como comunicador en distintas casas editoras e instituciones, desde 2003 hasta los primeros días de 2019, cuando su alma trascendió del plano terrenal, dejando registro de una prominente trayectoria de 16 años, que quedó anclada en la historia del periodismo en la entidad.
El estado Aragua tuvo, entre sus máximos exponentes, a un comunicador social muy singular, que ha de ser perpetuado en la memoria del gremio periodístico y de sus fuentes allegadas.
No sólo por su peculiar forma de ser, que agradaba a todos, sino por sus infinitas cualidades humanas, que sin duda, trascendieron a lo profesional.
Humildad ante todo, paciencia (aunque no lo pareciese) empatía por lo que sucedía a su alrededor, serenidad, buen humor, lealtad, amistad, compromiso, fueron algunas de las muchas virtudes humanas que el joven de 38 años vislumbró ante quienes tuvieron la gran dicha de conocerlo y de compartir con él, en algún determinado momento.
Y es que un periodista, además de ser profesional en todo sentido de la palabra, debe tener humanidad, ser capaz de ponerse de lado del que desea elevar su voz de denuncia y sentir su reclamo. Sobre esta cualidad dejó constancia a lo largo de su carrera.
En este particular, este ser humano gozaba de pureza de alma, la cual se reflejaba en su cabeza. Literalmente, no tenía un pelo de malicia. Al contrario, esa pureza se proyectaba en el brillo que emanaba su cráneo, cuando le daba la luz del sol maracayero.
Además de ser un digno representante de la comunicación, labor que ejerció con dignidad, ética, responsabilidad y mucho compromiso, a lo largo de 16 años y de forma ininterrumpida, también fue conocido por su vocación de servicio.
ARAGÜEÑO DE CORAZÓN
Reinaldo José Otaiza Puertas no nació en Maracay, ni en Cagua, donde residió casi treinta años. Su alumbramiento se registró el 27 de noviembre de 1980, un día como hoy, hace 39 años, en Caracas, otrora Distrito Federal.
Sin embargo, a pesar de su afición por los Leones del Caracas, Otaiza era un buen exponente de la aragüeñidad. De la capital del estado, donde hizo vida estudiantil y laboral, la mayor parte del tiempo, ostentaba sentido de pertenencia, aunque realmente fue Cagua la ciudad a la que denominó como “su pueblo”.
UBISTA DE LA DÉCIMA
Después de ser conocido por sus rulitos (de los cuales se deshizo debido a su evidente calvicie) Reinaldo Otaiza se recibió como Licenciado en Comunicación Social, título que le fue conferido en la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA), en mayo de 2006. Formó parte, entonces, de la Décima Promoción de licenciados que ha graduado esa casa de estudios superiores, a partir del año 2001.
Al momento de recibirse, Otaiza había ejercido el periodismo en diversos medios de comunicación, entre ellos el Diario La Antena en San Juan de los Morros, estado Guárico y el Diario El Periodiquito, de Maracay, donde laboraba al momento de graduarse.
CASO SINDONI
Un par de meses antes de tan importante acontecimiento, Reinaldo hizo cobertura periodística al secuestro y posterior asesinato del empresario de origen italiano, Filippo Sindoni, lamentable cadena de acontecimientos acaecida entre finales de marzo y principios de abril de 2006.
EL ARAGÜEÑO, SU CASA
Unos meses después, Otaiza pasó a formar parte del staff de periodistas que para aquella época integraba el equipo de prensa del Diario El Aragüeño, teniendo su primer ingreso una duración de dos años y medio, aproximadamente.
Otaiza tuvo la oportunidad de desarrollarse en todas las fuentes informativas, en especial municipios y sucesos. Particularmente, esta última le generaba fascinación, por lo cual la cubría con mucha pasión y entrega.
PERIODISTA INSTITUCIONAL
En marzo de 2009, el profesional de la comunicación partió del Primer Diario de Aragua para formar parte del Departamento de Prensa y Relaciones Públicas de la Alcaldía de Linares Alcántara, pudiendo ejercer el periodismo institucional, durante un año y nueve meses, aproximadamente.
De allí, se le presentó la oportunidad de volver a El Aragüeño, en enero de 2011, donde se desenvolvió como periodista vespertino, enfáticamente en las fuentes sucesos y sociales.
Nuevamente, en 2012, Otaiza partió de su casa editora por predilección y realizó una breve estancia en el Diario La Región, ubicado en Los Teques, estado Miranda, donde ocupó todas las fuentes informativas.
EL REY DEL SUCESO
Hacia agosto de 2012 se le presentó la oportunidad de volver a ejercer en el estado Aragua, pero esta vez como corresponsal de El Siglo, Matutino de los Valles de Aragua, donde fungió como el periodista del Eje Este, pero de su amantísima fuente: sucesos.
Por esa época, era muy común ver a Rey, como cariñosamente era conocido y se le recordará por siempre, con sus infaltables lentes oscuros que resaltaban aún más su cabeza sin cabello y un “walkie talkie” ceñido a la cintura. Entre conversación y risas, Otaiza se mantenía muy al pendiente de los procedimientos que realizaba la Policía de Aragua, en aquella época Región Este I, Región Este II y Tovar, Cicpc La Victoria, Cicpc Las Tejerías y PoliRibas, entre otros cuerpos de seguridad y orden público.
Sin embargo, 2013 marcó el regreso de Otaiza a la que fue su casa editora hasta el final de su ejercicio periodístico y por ende, de su paso por el plano terrenal.
EL PERIODISTA DIGITAL
En su tercer y último paso por El Primer Diario de Aragua, el periodista se desempeñó como comunicador digital, generando contenido de interés colectivo y calidad para la página web y las cuentas de redes sociales Facebook, Twitter e Instagram, labor que alternaba con coberturas vespertinas.
Méritos, galardones y reconocimientos recayeron sobre la humanidad de Rey, debido a su gran compromiso con el deber de informar.
DOBLE PREMIACIÓN
El comunicador fue, entonces, merecedor del Premio Municipal de Periodismo Jesús María Labrador, Mención Digital, 2015 y del Premio de Periodismo Filippo Sindoni, otorgado por la División de Medios del Grupo Empresas Sindoni, también Mención Digital, año 2016.
Estas fueron tan solo muestras del alto nivel de compromiso y profesionalismo que Otaiza mantuvo con su profesión y con su gremio. Tanto sus compañeros de trabajo como colegas siempre tendrán a bien recordar a este eterno Peter Pan, amante de los 80 y los 90, de un buen humor infinito, que no pesaba más de 70 kilos ni medía más de 1,65 metros, pero que era un gigante del periodismo, de la comunicación, de la institucionalidad y de la información.
Por eso y muchas más razones, en especial por su habilidad para combinar su carrera con sus estudios de cocina, su gimnasio, clases de inglés y de violín, Reinaldo Rafael Otaiza Puertas fue, es y siempre será conocido y eternamente recordado como “El Rey de la Prensa Aragüeña”.
Como una estrella fugaz que se eleva al infinito, Reinaldo Otaiza falleció la tarde del 4 de enero de 2019. Afortunados aquellos que tuvieron la gigantezca dicha de conocerlo, trabajar con él, ser su colega y en especial, su amigo.
Yo, personalmente, gocé de ese privilegio a lo largo de once años y lo seguiré haciendo, mientras tenga memoria para recordarlo.
Jeanferich Ontiveros Parra