Hace pocas horas fueron localizados 19 venezolanos muertos entre ellos niños en plena alta mar, a 6,3 millas náuticas de Güiria, estado sucre de Venezuela. Cuya embarcación partió hace 03 días con destino a Trinidad y Tobago huyendo de la mayor crisis jamás vivida en esta nación en toda su historia republicana; se desconoce el número exacto de personas que iban a bordo del bote.
Esta mortal travesía en busca de una mejor calidad de vida a la que alguna vez tuvo el país, no es la única que ha sido localizada desde que se inició la diáspora de connacionales hacía otras tierras que pudieran albergar una esperanza de cambio, que en este caso de Trinidad y Tobago; ha sido la peor opción en todas sus latitudes, a la cual se le suma el silencio cómplice de los países caribeños y del autismo del “gobierno de Nicolás Maduro”
He vivido a título personal el trágico padecimiento de una sobrina que partió a esa isla vía aérea optando por una mejor condición a la que estaba viviendo en el estado oriental de Monagas, con la desgracia de sufrir un accidente cerebro vascular (ACV), y a pesar de las múltiples diligencias realizadas ante los entes diplomáticos y consulares respectivos
Ha sido infructuosa cualquier posibilidad de obtener su repatriación por parte del “gobierno trinitario y deliberadamente del gobierno de Venezuela.
Esto ocurre ante la mirada indiferente de un grupo de personeros de los organismos internaciones que, pareciera no sentir ningún apego por el derecho a la vida y, a los propios convenios y tratados de los cuales son signatarios. Haciendo permisiva con esa actitud el trato de humano, maltratador y humillante del ” gobierno” de Trinidad en contra de los venezolanos que optaron en mala hora; por ese país como una opción para cristalizar su sueños de vivir en libertad…
A la oscura y fatídica realidad vivida en las últimas dos décadas en nuestro país, se le suma la prisión, persecución por parte de las autoridades migratorias, la prisión y aislamiento como paso inmediato a quienes logran llegar a esa tenebrosa ¡isla del Mal! en donde la pública, notoria y flagrante violabilidad a los Derechos Humanos, claman ante los ojos del Mundo, para que se le ponga coto a esta segunda desgracia que les llegó por añadidura
Siento la obligación moral de ciudadano, con el juramento de defender los derechos de todos los débiles jurídicos de elevar mi protesta y conminar a los organismos colegiados de las naciones tales como: ONU, OEA, ACNUR y a todas las ONGs en materia de defensa del cumplimiento de la justicia nacional e internacional a favor de la igualdad y la no discriminación de los seres humanos. Sea cualquiera su nacionalidad. Sin excluirlo a usted, amigo lector que puede protestar y alzar su voz con solo reenviar este articulo a todas las redes y contactos que tenga en su haber.
Lamento profundamente que esto nos ocurra a los venezolanos que fuimos siempre una nación de puertas abiertas a todos los migrantes que vieron en Venezuela la otra Patria, que les albergaría como en efecto ocurrió y nunca hubo malos tratos, discriminación, humillación ni ningún otro elemento como los que hoy, desgraciadamente integran el conjunto de repúblicas a donde huyen nuestros hermanos, recibiendo el deleznable trato por el hecho de haber emigrado en busca de una mejor calidad de vida, derecho inalienable en cada ser humano.
Los invito a no ser cómplices por omisión, a pensar que esa cantidad de millones de venezolanos que integran la mayor diáspora jamás vista en nuestra historia, a pronunciarse sin miedo o a dejar de hacerlo por el hecho que no es su familia, o que nunca tomarán una decisión de marcharse de aquí. “No, nadie sabe para dónde va hasta que no llega” por eso los emplazo a reflexionar del adagio popular: ¡hoy por ti, mañana por mí! Comencemos por reenviar y comentar estas líneas que las he escrito con el dolor de mi alma, pero con la fe en dios; en qué unidos podemos alcanzar un mejor porvenir en Democracia y Libertad…