Con esta frase, que en su momento fue profética y que hoy indudablemente es histórica, comenzó el desarrollo la radio difusión local en la capital del otrora Distrito Ricaurte.
La frase en cuestión, pronunciada un día de 1952, marcó el comienzo de las transmisiones de la que por muchos años fue la única emisora radial de la ciudad y fue emitida a través de las ondas herzianas en la voz de Pedro Paiva Ravengar, un empresario audaz y visionario que en aquel entonces intuyó que en pocos años La Victoria se convertiría en uno de los más pujantes polos de desarrollo económicos no sólo del estado Aragua, sino de toda la región centro norte del país, por lo que decidió instalar esta primera planta radiodifusora victoriana de la que además fue su primer director
Durante más de 60 años La Voz de La Victoria fue un importante ícono comunicacional de la Ciudad de la Juventud, por sus estudios, primeramente ubicados en la calle Rivas Dávila, entre Andrés Bello y García de Sena (frente donde hoy en día funciona la distribuidora Rancol), luego (por más de 50 años), en el boulevard Aldao de la Plaza Ribas de La Victoria y sus últimos años en el C.C. Multi Jardín, también en la Plaza Ribas, pasaron los más disímiles y destacados personajes de la vida nacional e internacional, desde el Premio Nobel Pablo Neruda hasta un casi desconocido teniente coronel recién salido de la cárcel llamado Hugo Rafael Chávez Frías.
Los programas:
Fueron muchos y de variados cortes los espacios que a lo largo de seis décadas fueron trasmitidos por La Voz de La Victoria, tanto de programación propia como la de los llamados productores independientes.
De aquellos viejo años sesenta se recuerdan, entre otros, El Cafetín del Tango, producido y conducido por el señor Vivas en el cual se daba especial realce a la música argentina, también hizo época en su tiempo Mario’s Caballos y Fiesta, que se transmitía en vivo y directo desde la muy de moda Discoteca Mario´s. primer establecimiento de este tipo que se instalaba en La Victoria, en la recién inaugurada Av. Miranda muy cerca del trébol de la autopista (donde funcionó recientemente la tasca Bulpen y actualmente es sede de la Iglesia Evangélica “Llama de Fuego”), salía al aire todos los domingos entre las 2 y las 6 de la tarde y en él se combinaba la transmisión de las carreras del hipódromo La Rinconada con la música y el ambiente de la jornada vespertina que se llevaba a cabo en la ya mencionada discoteca, siendo el disjokey de la misma, nada menos que Walter Pérez González.
Por supuesto, no se puede dejar de mencionar el Show de Julio Páez, programa de variedades que durante muchos años dirigió y condujo el poeta cuyo nombre llevaba.
En el Show de Julio Páez había de todo, música, noticias, concursos, radio-novelas y, lo más esperado de todos los domingos, los llamados “concursos de aficionados” donde todo aquel que se creía con dotes artísticas, podía participar. Junto a Páez allí laboraba todo su equipo del Teatro Candilejas, agrupación que también dirigía, como Elena Torres, Ivón Ladera, Yaconde Guerrero, Luis Macías sólo por mencionar algunos.
Otro programa que marcó época y que sirvió de catapulta para muchos artistas hoy de fama internacional, fue Cantares de Venezuela, producido, dirigido y conducido por Don Tomás Torres Molina, de aquí salieron estrellas de la talla nada menos que de Romualda (Rumy) Olivo “La Soisolita del Llano” y Dulce María León “La Leona del Folklore”. En esta misma tónica nacionalista cabe también mencionar otras producciones como “Pentagrama de 7 Estrellas” y “Fiesta Criolla”, éste último conducido por el inefable Freddy Silva.
Años más adelante, luego de varios cambios de estilo experimentados por la radio surgieron programas de los llamados “juveniles” como “Especialidades Sculpi” y “Sonido Joven” a cargo de Wilmer Raven López integrante de una larga dinastía de radiodifusores. Dentro de esta misma gama, en los años 70´s y 80´s estuvo al aire “El Show de Los Cazadores” producido por los integrantes de esta agrupación musical victoriana ganadora del cotizado Festival Impulso auspiciado por CVTV (Cadena Venezolana de Televisión).
En materia informativa es imperativo recordar también algunos programas como “En el Aire” conducido por Tahelmans Felez y Antonio Di´Giampaolo por el cual pasaron los más connotados dirigentes políticos locales, regionales y nacionales y “La Otra Curul” hito de opinión de los años 80´s. En este punto cabe destacar el trabajo periodístico desarrollado en el “Noticiero YVLQ” por un equipo considerado un verdadero trabuco periodístico integrado por Esperanza Navas, como Jefe de Prensa, los ya mencionados Antonio Di´Giampaolo y Taelmans Felez, Fernando Rojas, Rubén Estrada y quien esto escribe, Simón Henrique López. Es el tiempo cuando pasando por encima de emisoras de mayor potencia y presupuesto, YVLQ (nombre que para ese entonces identificaba a La Voz de La Victoria) obtiene el premio regional de periodismo.
Mencionar todos y cada uno de los programas que hicieron vida en La Voz de La Victoria durante toda su existencia sería un imponderable esfuerzo de memoria sin embargo pueden mencionarse algunos cuantos otros como “El Lado Oculto de la Mente” de los ya fallecidos Oscar Delgado y Carlos Bonaccia, el “Parrandón Navideño”, de Juan Luis Márquez Hostos (El Hombre de la H), “A plomo Limpio con Tumba Rancho” conducido por Freddy Briceño, “El Hombre y el Signo” espacio cedido a la Asociación de Escritores de La Victoria presidida por Gilberto Abril Rojas, “De 21 y más allá” exitosísimo programa para adultos llevado adelante por los entonces novios que hace poco celebraron sus Bodas de Plata, Yolaima Salomón y, nuevamente, Simón Henrique López, pareja que también dio vida a otros programas como “Uno más una” y “Velada para dos” espacio que se transmitía de lunes a viernes a partir de la 9 de la noche y que sirvió de origen y ejemplo a otros programas que aún se mantienen al aire en otras emisoras.
También estaban los especiales “Sencillo y completo” montados por el equipo formado por el emblemático y hoy diputado constituyente Leancy Tovar (el 7244), Rubén Estrada, Juan Luis Márquez Hostos y, una vez más Simón Henrique López quienes también llevaron adelante “Radio Almuerzo”.
Como se verá, la participación de este cronista en las producciones de La Voz de La Victoria fue una constante durante los años 80´s y 90´s, tanto así que también dirigió y condujo el programa que marcó el inicio de las transmisiones durante 24 horas diarias de la estación, este espacio emitido los días sábados y domingos desde las 12 de la noche hasta las 6 de la mañana, llevó, OBVIAMENTE, el nombre de “Con Simón hasta en la Sopa”.
Los nombres de la emisora
Pero la Voz de La Victoria no siempre mantuvo su nombre ni su dial, comenzó siendo la 1.240 para luego, en la década de los 80’s cambiar, por decisión del Ministerio de Transporte y Comunicaciones a 1.180, en cuanto a los nombres comienza, como ya se mencionó llamándose La Voz de La Victoria, pero en los años 70´s, por unos pocos años cambió su identificación para llamarse Radio Avance y luego retomar sus siglas YVLQ, nombre que mantuvo por mucho tiempo en el cual se inmortalizó aquella expresión de ¿Cómo está tu?…Cheverecú.
Luego de ser adquirida por una cadena nacional (década de los 90´s) pasó a ser La Súper Suave, para volver, al final de sus días a ser la YVLQ y más acá nuevamente La Voz de La Victoria.
Los Locutores:
Hacer una lista de los diferentes locutores que por cerca de 60 años hicieron uso del micrófono de La Voz de La Victoria, sería cuestión de nunca acabar, por lo que en esta apretada síntesis de la historia de la emisora local victoriana sólo se mencionarán algunos de los cientos (tal vez miles) de profesionales que por allí pasaron.
En sus comienzos habría que mencionar a Jesús María Labrador y Rafael “Coquito” Méndez quienes a la postre compraron también la concesión. Luego, en la década de los 60´s se recuerda a Pedro Sánchez Martínez, quien también fue posteriormente propietario; Mario Rojas, José Granadillo Cabrera, José Reinaldo Franco, Ciro Sánchez Briceño, Julio Páez, José Rafael Viana, entre otros nombres que después dieron paso a otros como Miguel Ángel Lozano, José Rafael Jiménez, Wilfredo Villegas, Leancy Tovar, Juan Luis Márquez Hostos, Carlos Calzadilla Ledezma, Freddy Silva, Wilmer Raven López, Ismael Sánchez, Rita Goncalvez, Tomás Torres Molina, Gustavo Rodríguez, Fernando Rojas y, no puede faltar, Simón Henrique López.
Los Directores:
También fueron muchos los profesionales del micrófono que a lo largo de 60 años llevaron las riendas de La Voz de La Victoria, comenzando, por supuesto, por el ya mencionado Pedro Paiva Ravengar y luego el tiempo compartido entre Jesús María Labrador y Rafael “Coquito” Méndez.
Durante los años 60´s se recuerdan entre otros a un veterano locutor de apellido Obelmejía, luego a Mario Rojas, Gustavo Starchevich y Jorge Sierralta Figarella, hasta la llegada, a finales de los 70´s, de Miguel Ángel Lozano cuya gestión se extendió hasta finales de los 90´s cuando asume Gustavo Rodríguez y posteriormente el locutor y también cantante de música criolla Antonio Magdalena.
El último director de esta emblemática emisora aragüeña fue el joven Roberto Sánchez hijo del último propietario legal de la radio, Pedro Sánchez Martínez.
Los Propietarios
Durante sus años de existencia la propiedad de La Voz de La Victoria pasó por diferentes manos comenzando, como ya se relató, por las del empresario Pedro Paiva Ravengar, personaje estrechamente vinculado al gobierno de Marcos Pérez Jiménez, por lo que a la caída de éste decide abandonar el país, vendiendo la emisora a los hombres de radio Jesús María Labrador y Rafael “Coquito” Méndez quienes además comparte la dirección de la estación.
Pocos años después (década de los 60’s) Méndez y Labrador (militantes del partido Acción Democrática) fundan en Cagua a Radio Aragua y venden La Voz de La Victoria a un grupo en empresarios vinculados también a organizaciones políticas nacionales y a conocidos apellidos como Hernández Solís y Sucre Figarella.
Este grupo, a su vez, no dura mucho tiempo en la posesión de la estación que es después adquirida por un radiodifusor, empresario, exiliado cubano y residente de Miami desde donde dirige las cuerdas de La Voz de La Victoria. Todos hablaban de él, pero pocos lo conocían personalmente, tan sólo era señalado como el Señor Vásquez quien ha sido la persona que durante más tiempo ostentó la propiedad de la radioemisora.
Ya entrada la década de los 90’s (luego del famoso “Viernes Negro”) el “Señor Vásquez” negocia con el renombrado periodista, locutor y también hombre de la política vinculado al partido blanco (AD) conocido con el pseudónimo de Samuel Robinson, propietario de la cadena radial Súper Suave a la cual se incorpora la estación local.
Después de los acontecimientos que originan importantes cambios en la política venezolana que llevan al ascenso al poder del teniente coronel en situación de retiro Hugo Rafael Chávez Frías, la cadena Súper Suave se disgrega y las emisoras que la integraban fueron vendidas, por lo que La Voz de La Victoria queda en las manos de Basilio Sánchez Araguren, también propietario de la Universidad Bicentenaria de Aragua (UBA), casa de estudios superiores donde además ejercía la rectoría.
Ya en el Siglo XXI La Voz de La Victoria es vendida por última vez a quien años antes había sido uno de sus más destacados locutores; Pedro Sánchez Martínez, director de Radio Apolo de Turmero una de las emisoras a.m. de mayor potencia y alcance de la zona central del país, en cuyas manos y por diferentes motivos perece definitivamente esta histórica emisora victoriana, la última y única de las emisoras que transmitían en amplitud modulada (AM) antes de comenzar la era de las FM.
Este es el fin de la historia de Ka Voz de La Victoria, después vendrían intentos para utilizar como propias las glorias de aquella radio que narró e hizo historia en la Aragua de la segunda mitad del Siglo XX.
Pero la verdad verdadera es que, a pesar de sus cambios en la dirección y en la forma de ser identificada, La Voz de La Victoria, con sus siglas YVLQ y sus frecuencias 1.240 y 1.180 AM desapareció para siempre y de ella solo quedan los recuerdos y las anécdotas.
FOTO: JESÚS CASTRO