En diciembre del año 2015 el nombre de Karin Salanova, dirigente opositora venezolana, se hizo viral no sólo en su país sino en gran parte del mundo.
Su elección, con pocos votos de diferencia en relación a su seguidora inmediata del chavismo, representaba para ese momento la obtención, por primera vez en 15 años, de una supremacía de la disidencia en la Asamblea Nacional, ella sería, como en efecto lo fue, la diputada 112, número mágico que marcaba la diferencia entre mayoría simple y mayoría calificada. Es decir que, según la opinión pública, su presencia en el parlamento permitiría a la oposición hacer muchas cosas…entre ellas sacar a Nicolás Maduro de la presidencia de la República.
Aun cuando a la larga los resultados no fueron los esperados por muchos la Salanova, como diputada emprendió de inmediato una activa gestión en dos vertientes; una liderando en su natal estado Aragua, las acciones de protesta de calle en aquellos conflictivos años y, por otra parte, como miembro de la Comisión Permanente de Familia de la Asamblea Nacional, desarrolló diferentes programas sociales tendentes a atender, aunque fuese parcialmente las crecientes necesidades de los venezolanos sobre todo de los niños y las madres.
De este tiempo es emblemático el programa Madres contra el Hambre que consistía en llevar comida integral y balanceada directamente a los barrios y sectores más deprimidos, para ello buscó y consiguió la ayuda o colaboración de iglesias de diferentes credos.
Aun cuando en el año 2019 el CNE convocó a una elección parlamentaria que terminó restituyendo la hegemonía oficialista, según el reconocimiento internacional Karin Salanova sigue siendo diputada, pero su nombre ya no suena como antes por eso muchos se preguntan
¿Dónde está la 112?
Para responder esta interrogante el equipo periodístico de El Pregón realizó una ardua investigación que lo llevó hasta el lugar donde reside Karin junto a su familia, allí nos atendió para decirnos.
“En realidad al contrario de lo que algunos dicen, no nos hemos perdido y mucho menos olvidado de la lucha. Lamentablemente, por una parte, ya no contamos con la diversidad de medios de comunicación de antes para proyectar nuestras actividades y de los pocos que sobreviven la mayoría se mantienen secuestrados por el gobierno”.
“Por otra parte –prosiguió- al igual que todos los venezolanos, yo también me he visto afectada por la pandemia. Hace algunos meses tanto mi esposo como yo quedamos contagiados por el corona virus, gracias a Dios ya la pasamos, pero eso me obligó a quedarme encerrada por algunas semanas”.
“Sin embargo -preciso la Salanova- en estos últimos años he estado muy preocupada porque, aunque a veces no lo parezca, la situación en Venezuela es cada día más grave. Hay muchas familias pasando hambre, la gente se muere en los hospitales por falta de medicamentos o insumos por eso en los más recientes años hemos adelantado programas y operativos en donde se ha distribuido alimentos a través de comedores populares, se han realizado jornadas médica en diferentes sectores, se ha donado una importante cifras de combos de higiene, todos con la intención de paliar en algo la grave situación que viven nuestras familias.
Es de hacer notar que la mayoría de estos programas fueron desarrollados en el municipio Ribas del estado Aragua de donde es oriunda la dirigente. Su familia está íntimamente relacionada con la comunidad victoriana, su padre Carlos destacado empresario local y su madre Nahir, docente en el área de Educación Física profesión que por muchos años ejerció en el Liceo José Félix Ribas, institución insignia de la ciudad de la Juventud.
“Por las manos de mi madre como profesora –señala- pasaron varias generaciones de victorianos que aún la recuerdan con afecto y eso nos lo hacen saber en los diferentes recorridos que hacemos”.
Como dato curioso, se pudo conocer que el abuelo paterno de Karín, Don Carlos Salanova, forma parte de la historia popular de La Victoria por ser uno de los precursores del cine en esta localidad.
“Mi abuelo fundó la primera sala de cine que tuvo La Victoria, el conocido Teatro Ribas, hoy lamentablemente en ruinas, y luego montó también el Teatro Fantasía”
Según viejos victorianos de estas salas se recuerda no sólo las proyecciones de las más famosas películas durante más de treinta años, sino que el Teatro Ribas, bajo la administración de Don Carlos, entre otras cosas sirvió de escenario para la presentación de personalidades del espectáculo y la cultura a nivel internacional, entre ellos el cantante ranchero mexicano Pedro Infante, el escritor Pablo Neruda, premio nobel de Literatura, (fue presentado por el Dr. Eddie López y compartió tarima con el poeta victoriano Luis Pastori), la compañía de Opera y Zarzuela de María Francisca Caballé con la que debutó como tenor el recordado Cayito Aponte.
Pero…. ¿Qué está haciendo actualmente Karin Salanova?
“Seguimos en la lucha por el rescate de este, nuestro maravilloso país. Estamos esperando los resultados de las conversaciones que, supervisadas por la comunidad internacional, está realizando nuestra dirigencia nacional y en los próximos días estaremos haciendo anuncios importantes en este sentido”.