Lionel Messi, Kylian Mbappé y Neymar da Silva. El primero con la cabeza gacha, el segundo con la mirada hacía el vacío, el tercero sin inmutarse observa con el ceño fruncido la debacle. Más allá de la derrota por la mínima ante el Manchester City (2-1), que era posible si se tiene en cuenta el rival, son sus formas, el caminar por el campo, la paupérrima puesta en escena en la alta competición Europea de un ataque que se vende ser de otra galaxia y ocupa el decimoctavo lugar con solo 16 goles.
A pesar de que el equipo está en octavos de final de la Champions deja un recorrido turbio y poco agradable para aquellos que siguen día a día al equipo parisino. El PSG logra el pase sin ganar ninguno de sus tres partidos fuera del Parque de los Príncipes: dos empates, ante el Brujas y el Leipzig, y la derrota en Manchester.
Tras el partido todos los análisis tácticos sobre el partido ante el City dejaron al equipo de Pochettino sin ropa. Desnudo quedaron ante las estadísticas y el contenido de la pizarra de Pep Guardiola.
El mapa de calor del encuentro deja en evidencia el pobre sistema de salida de balón del PSG y la eficacia de la presión del City. El equipo francés solo pudo llegar a campo rival un paupérrimo 12%. Meridiano